Quadrifoglio Verde:
Herencia Deportiva

El emblema del trébol de cuatro hojas más famoso del mundo automotriz se creó en 1923, cuando el equipo de competencia de Alfa Romeo estaba conformado por nombres de legendarios pilotos: Enzo Ferrari –Il Comandatore-, Antonio Ascari, Giulio Masetti y Ugo Sivocci, quienes ese año compitieron en Targa Florio, una de las carreras de automovilismo más famosas de Italia.

 

La escudería italiana gozaba de una buena reputación y de un fuerte éxito, aunque no por obra de todos los miembros del equipo. Y es que Sivocci frecuentaba la segunda y tercera posición al contrario que Ferrari y demás, quienes llevaban el peso de Alfa Romeo con sus correspondientes victorias.

 

De los cuatro, Sivocci era el más supersticioso de todos. Por dicho motivo, decidió buscar un símbolo distintivo que le diera suerte: un trébol de cuatro hojas enmarcado en un rombo blanco. Y así fue como antes de la carrera, lo mandó a pintar del lado izquierdo de la punta de su Alfa Romeo RL SS.

Y vaya si la consiguió. Desde ese entonces, el piloto italiano logró el primer puesto en la XIV edición de la Targa Florio. Como si de magia se tratase, Sivocci frecuentó la primera posición en prácticamente todas las carreras que disputó, y rápidamente el quadrifoglio verde fue su sello de identidad.

 

Unos meses después, en el Circuito de Monza, Sivocci era el encargado de probar el Alfa Romeo P1, el primer automóvil de la marca diseñado para competir en los Grand Prix. Tras perder el control del vehículo en una curva, el piloto italiano sufrió un accidente que pondría fin a su vida. Casualmente el trébol aún no había sido pintado sobre su auto.

 

Tras el accidente, Enzo Ferrari tomó dos decisiones que marcarían la historia del automovilismo y de Alfa Romeo. La primera, como homenaje póstumo a su amigo Ugo Sivocci, fue pintar el Quadrifoglio en todos los automóviles de competición de la marca, una tradición que se ha mantenido hasta el día de hoy. El rombo blanco se convertiría en triángulo, para reflejar la pérdida que supuso la tragedia de Monza. La segunda, fue fichar al ingeniero Vittorio Jano, que acabaría convirtiéndose en una leyenda de la Fórmula 1, para desarrollar el nuevo Alfa Romeo.

 

En octubre de 1924, en el mismo escenario, el Circuito de Monza, un flamante Alfa Romeo P2 rojo, pilotado por Antonio Ascari y adornado con un trébol de cuatro hojas en medio de un triángulo blanco lograba el triunfo. El mejor homenaje que se le podía hacer a Sivocci.

 

En la actualidad, los dos únicos modelos comercializados como Quadrifoglio son Giulia QV y Stelvio QV SUV, quienes tienen el honor de poder contar con un motor diseñado y construido por Ferrari debajo de su capó. En concreto, se trata de un V6 biturbo de 2,9 litros derivado de un V8 de Ferrari.